El cáncer es una enfermedad por la que algunas células del cuerpo se multiplican sin control y se diseminan a otras partes del cuerpo.
Es posible que el cáncer comience en cualquier parte del cuerpo humano, formado por billones de células. En condiciones normales, las células humanas se forman y se multiplican (mediante un proceso que se llama división celular) para formar células nuevas a medida que el cuerpo las necesita. Cuando las células envejecen o se dañan, mueren y las células nuevas las reemplazan.
A veces el proceso no sigue este orden y las células anormales o células dañadas se forman y se multiplican cuando no deberían. Estas células tal vez formen tumores, que son bultos de tejido. Los tumores son cancerosos (malignos) o no cancerosos (benignos).
Los tumores cancerosos se diseminan (o invaden) los tejidos cercanos. También podrían viajar más lejos a otras partes del cuerpo y formar tumores, un proceso que se llama metástasis. Los tumores cancerosos también se llaman tumores malignos. Hay muchos tipos de cáncer que forman tumores sólidos. Pero los cánceres de la sangre, como la leucemia, en general no forman tumores sólidos.
Los tumores benignos no se diseminan a los tejidos cercanos. Cuando se extirpan, no suelen volver, mientras que los tumores cancerosos pueden volver. Pero los tumores benignos a veces son bastante grandes. Algunos podrían causar síntomas graves o poner en peligro la vida de la persona, como los tumores benignos en el cerebro o el encéfalo.
Las células cancerosas se desarrollan a raíz de múltiples cambios en su genética. Estos cambios pueden surgir a raíz de muchas causas diversas. El estilo de vida y los genes que heredamos de nuestros padres, así como la exposición a ciertos agentes cancerígenos en el entorno (sustancias o elementos causantes de cáncer) pueden estar entre las causas. Y en muchos de los casos, no hay una causa que sea evidentemente atribuible.
Con el cáncer, no existe la manera de garantizar su prevención, pero usted puede ayudar a reducir su riesgo, tomando decisiones saludables en los diversos aspectos de un estilo de vida sano, como la alimentación, el nivel de actividad física y no fumar.
En general, no es posible saber con exactitud por qué una persona padece cáncer y otra no. Pero la investigación ha indicado que ciertos factores de riesgo pueden aumentar la posibilidad de una persona de padecer cáncer. (Hay también ciertos factores que están relacionados con un riesgo menor de cáncer. Estos se llaman a veces factores protectores o factores de protección).
Los factores de riesgo de cáncer incluyen la exposición a productos químicos o a otras sustancias, así como algunos comportamientos. También incluyen cosas que la gente no puede controlar, como la edad y los antecedentes familiares. Los antecedentes familiares de algunos cánceres pueden ser un signo de un posible síndrome de cáncer heredado.
La mayoría de los factores de riesgo de cáncer (y los factores protectores) se identifican inicialmente en estudios epidemiológicos. En estos estudios, los científicos ven grupos grandes de gente y comparan a quienes padecen cáncer con quienes no lo padecen. Estos estudios pueden mostrar que las personas que presentan cáncer tienen más o menos probabilidad de comportarse en cierta manera o de haberse expuesto a ciertas sustancias que quienes no presentan cáncer.
Tales estudios, por sí solos, no pueden probar que un comportamiento o una sustancia causan cáncer. Por ejemplo, el descubrimiento podría ser el resultado de la suerte, o el verdadero factor de riesgo podría ser algún otro que el factor de riesgo del que se sospecha. Pero los descubrimientos de este tipo algunas veces atraen la atención de los medios de comunicación, y esto puede conducir a ideas erróneas sobre cómo empieza el cáncer y cómo se disemina.
Cuando muchos estudios indican que hay una asociación semejante entre un factor posible de riesgo y un mayor riesgo de cáncer, y cuando existe un posible mecanismo que explique cómo el factor de riesgo podría de hecho causar cáncer, los científicos confiarán más en la relación entre los dos.
La siguiente lista incluye los factores de riesgo de cáncer conocidos o sospechados que más se han estudiado. Aunque algunos de estos factores pueden evitarse; otros, como el envejecimiento, no pueden. Al limitar la exposición a los factores de riesgo que pueden evitarse, se puede disminuir el riesgo de presentar ciertos cánceres.
El examen de detección del cáncer (o de las células anormales que se podrían volver cancerosas) es la búsqueda de cáncer antes de que una persona tenga algún síntoma.
Los exámenes de detección del cáncer pueden ayudar a encontrar el cáncer en un estadio temprano, antes de que aparezcan los síntomas. Cuando se encuentra temprano tejido anormal o cáncer, puede ser más fácil tratarlos o curarlos. Cuando se presentan los síntomas, el cáncer se puede haber formado y diseminado. Esto puede hacer más difícil tratarlo o curarlo.
Es importante recordar que cuando el médico indica un examen de detección no siempre significa que piense que el paciente tiene cáncer. Estos exámenes se realizan cuando la persona no tiene síntomas de cáncer.
Los exámenes de detección incluyen los siguientes:
Los exámenes de detección habitualmente no diagnostican un cáncer. Si el resultado de un examen de detección es anormal, se pueden realizar más exámenes para verificar la presencia de cáncer. Por ejemplo, una mamografía de detección puede encontrar una masa en la mama. La masa puede ser cáncer o alguna otra cosa. Es necesario realizar más exámenes para determinar si la masa es cancerosa. Estos exámenes se llaman pruebas diagnósticas. Las pruebas diagnósticas pueden incluir una biopsia, para la que se extraen células o tejidos, para que un patólogo determine la presencia de cáncer.
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